No sé si serán las altas temperaturas. Quizás la falta de vacaciones. Puede que la sombra de las elecciones sea demasiado alargada. Lo cierto es que la semana nos ha dejado una ristra de comentarios políticos dignos de cualquier sketch de un buen programa de humor. Si no fuera porque son verdad nos echaríamos unas buenas carcajadas.
El premio gordo se lo lleva esta semana Isabel Díaz Ayuso. Ante las cámaras, sin casi inmutarse, la próxima Presidenta de la Comunidad de Madrid aseguró el pasado lunes, que su relación con sus antecesoras en el cargo, Esperanza Aguirre y Cristina Cifuentes, es como la de cualquier militante. Hombre, no. Todos tenemos un pasado. Y el de Díaz Ayuso es público y difícil de ocultar.
Fue en las listas del PP de Aguirre en 2011. Fue Viceconsejera en su Gobierno. Trabajó para ella en Génova ocupándose de su imagen en las redes sociales. Y no solo eso. Fue empleada de Madrid Network durante tres años cuando Aguirre gobernaba. Era una entidad público privada, dependiente de la Comunidad de Madrid por la que cobraba más de 4.000 euros al mes. Bendita militancia.
En enero de este año, hace tan solo siete meses, Díaz Ayuso no marcaba tanta distancia con Aguirre y Cifuentes. Aseguró de ambas que le gustaría tenerlas cerca porque eran un ejemplo para ella. Entonces Anticorrupción no había pedido su imputación en el Caso Púnica que investiga la presunta financiación ilegal del PP de Madrid. Ahora sí. Un "pequeño" detalle que ha debido producirle una amnesia repentina sobre su curriculum.
El segundo puesto se lo lleva Ignacio Aguado. Esta semana le hemos escuchado decir con la boca bien abierta que la mejor manera de acabar con la corrupción del PP es seguir manteniendo al PP en el poder pero con ellos vigilantes al lado. Aguado mantiene que Ciudadanos es la garantía de que se van a levantar todas las alfombras. Lo dice el futuro Vicepresidente de Díaz Ayuso, quien será el Portavoz del Gobierno de la mujer que era la "empleada" de Aguirre.
La pregunta que cabe hacerse al escuchar a Aguado es si no hubiera sido mejor obligar al Partido Popular a hacer la mudanza y no solo levantar las alfombras si no también sacar los muebles, descolgar cuadros y vaciar cajones sin tener de testigos a quienes han ocupado la casa durante 24 años, desde 1995. Aguado podría haberse instalado en la Puerta del Sol de la mano del PSOE, por ejemplo. Y juntos podrían haber puesto en marcha la regeneración sin espías.
En el entorno de Pablo Casado esta semana también han mareado la perdiz. Se han dedicado varios días a deslizar la idea de que si Sánchez diera un paso al lado, si dimitiera, ellos podrían abstenerse para evitar la repetición electoral. Al mismo tiempo han puesto en la órbita de la opinión pública los nombres de sus posibles sustitutos: Josep Borrell o el socialista de Castilla la Mancha, Emiliano García-Page.
Estas declaraciones las han hecho algunos dirigentes populares a las 9 de la mañana y otros miembros destacados del partido se han encargado de matizarlas o desmentirlas ese mismo día a mediodía o a media tarde. Entonces, aclárense. ¿Se abstendrían con otro candidato socialista? ¿si no están seguros, por qué lanzan la idea?¿solo para desgastar a Sánchez a sabiendas de que de ninguna de las maneras se retirará? Y la semana la ha cerrado Pedro Sánchez. Llevaba días diciendo que la solución al supuesto bloqueo pasa por un gobierno a la portuguesa o a la danesa. De ninguna de las maneras está dispuesto al acuerdo de coalición que le pide Unidas Podemos. Sánchez quiere gobernar en solitario y quizás también en soledad.
Pero en las últimas horas se ha desmarcado diciendo que además de los modelos de Dinamarca y Portugal hay otras alternativas. ¿Otras? ¿cuáles? A ver si en los próximos días, entre reunión y reunión, puede ilustrarnos. A este paso vamos a tener que estudiar todos y cada uno de los modelos de Gobierno del mundo para entender los planes de Sánchez.
Como ven, está todo tan revuelto que solo se me ocurre pensar que estamos rodeados de pescadores que buscan su ganancia.
La lobotomía política que Cayetana Álvarez de Toledo ha recomendado a Pedro Sánchez deberían hacérsela todos y todas. Si no, la desconfianza entre Unidas Podemos y el PSOE se extenderá como una lacra hasta llegar a los que tienen que votar. Y entonces ningún partido político podrá pedir la confianza a sus votantes el próximo 10 de noviembre.