La reunión entre Unidas Podemos y el PSOE ha durado algo más de cuatro horas. Han salido pasadas las 21:00 horas de la noche. No está mal para no haberse reunido desde finales de julio. Podrían haber durado sentados un suspiro teniendo en cuenta que se han pasado todo el periodo estival lanzándose reproches.
Pero en las negociaciones, como en el tiempo con los hijos, lo importante no es la cantidad de horas que pasemos con ellos, que también, sino y, sobre todo, la calidad del tiempo que les dedicamos.
Las cuatro horas de reunión no cambian el panorama. No han servido para mucho. Más bien, para nada. Era lo esperado. La crónica de un fracaso anunciado.
Desde Unidas Podemos, Ione Belarra, integrante del equipo negociador de la formación morada, ha reconocido que se van "preocupados porque han venido a presentarnos un programa electoral". Aseguran que en el PSOE "están profundamente inamovibles en sus posiciones. Solo ofrecen una tercera vía que en realidad es la primera, la de un Gobierno de partido único en el que ellos ocupan todos los sillones sin compartir responsabilidades".
Por su parte, la portavoz socialista, Adriana Lastra, ha reconocido que "se han constatado las diferencias" entre ambos partidos y que les han insistido en llegar a un acuerdo programático con "la participación de Unidas Podemos en la gobernanza del país, ocupando puestos fuera del Consejo de Ministros".
Ambas formaciones entraron a la reunión optimistas pero con las posiciones enfrentadas. Las declaraciones de Iglesias y Sánchez de las últimas horas dejaban poco margen para que hubiera un entendimiento. El Presidente del Gobierno en funciones se ha encargado pocas horas antes de que comenzara la reunión de recordarle a Unidas Podemos que el Gobierno de coalición no está encima de la mesa y que solo hay espacio para trabajar la tercera vía, es decir, un acuerdo programático que incluya fórmulas de cooperación institucional.
Aun así, los 6 representantes de Unidas Podemos han intentado, sin éxito, durante las 4 horas largas de reunión, que las negociadoras socialistas, Lastra, Calvo y Montero, les explicasen por qué ya no es posible el Gobierno de coalición que sí les ofrecieron en julio. No obtuvieron respuesta, dicen en la formación morada y hablan de que la reunión ha sido un bucle en el que han dado vueltas a las mismas dos ideas: confianza y gobierno a la portuguesa.
Ambos partidos se han emplazado a seguir hablando sobre medidas programáticas, a intercambiar papeles e intentar negociar políticas que puedan acortar la distancia que les separa. Habrá que ver si en los próximos días consiguen acercarse tanto como para volver a sentarse y mantener más reuniones. De momento una nueva reunión está en el aire.
En Moncloa se agarran al paso de los días. Paciencia, dicen, tiempo al tiempo. En Unidas Podemos aseguran que van mantener la negociación sin líneas rojas y con múltiples opciones para llegar a acuerdos. Quedan 17 días para evitar las elecciones. Un tiempo que ambos pueden invertir en esperar a que el otro se mueva. Y mientras tanto decirnos que siguen hablando. El que dé por rotas las negociaciones cargará con la culpa de haber provocado elecciones. Y la culpa y las elecciones pesan mucho llegados a este punto del calendario.