Si tuviéramos que explicar la guerra a un extraterrestre bastaría con decirle que la guerra es el clima artificial que los terrícolas crean para que otros terrícolas no sigan habitando la Tierra. Esta definición aparece en una de las novelas más importantes de la literatura contemporánea. Fue escrita por Kurt Vonnegut y se titula Matadero Cinco.
Para quien no lo sepa aún, Kurt Vonnegut fue un escritor que cultivó el humor como arma de defensa ante sus propios demonios; una medicina para digerir el horror vivido en la guerra. Porque en 1944, el bueno de Vonnegut fue enviado a Europa para combatir en primera línea, participando en la batalla de las Ardenas. Y se encontraba en Dresde cuando vio abrirse el cielo. Recordemos que la capital sajona sufrió uno de los ataques más mortíferos de aquella guerra, junto a Hiroshima y Nagasaki, convirtiéndola en otro símbolo del horror bélico.
Vonnegut vivió el retumbar de las bombas desde el matadero número 5, de ahí el título de su novela autobiográfica donde el espíritu de la ciencia ficción se revela en los saltos de tiempo y, también, en las visitas a un planeta imaginario que bautizó como Trafalmador y donde el protagonista es llevado por los extraterrestres para ser exhibido en una especie de zoológico junto a una actriz porno, también secuestrada. En realidad, más que una novela es un delirio que, a medida que vas pasando páginas, se convierte en delirio múltiple, o, pongamos delirio infinito.
Matadero cinco es una novela donde la sátira se combina con la mecánica cuántica en su desarrollo teórico de universos paralelos para mostrarnos distintas realidades o distintos aspectos de la misma realidad, consiguiendo un relato de los buenos, una novela capaz de dejarte con las ganas de seguir leyendo historias contadas por este americano nacido en Indianápolis a finales de 1922, cuya misión en la vida fue vivir el bombardeo de Dresde para después contarlo a su manera, que también es una manera de contárselo a sí mismo y de sanar su inconsciente, sacando los demonios del tormento para convertirlos en literatura de alta graduación.
La editorial Blackie Books ha sido la encargada de publicar esta novela en una edición simpática y muy apropiada al espíritu Vonnegut. La faja que acompaña el libro se convierte en un cartel cuando se despliega; una curiosa broma donde aparece el bueno de Vonnegut con la expresión del que no tiene otra cosa que repetir al mundo que su continua coletilla: "Es lo que hay".
En estos días de guerra y de imágenes de bombardeos, cuando la realidad compite con el terror de la naturaleza, cuando la tierra se abre y el seísmo se confunde con un ataque de tos del mismísimo Dios, por decirlo a la manera de Vonnegut, conviene sumergirse en la lectura de esta novela rara y audaz, tierna y ácida a la par.
Toda una obra de arte; una novela antibelicista que viene a contarnos que todas las guerras son la misma guerra, es decir, un mal rollo creado para despojar al prójimo de su territorio y de su propia vida. Si sobrevives a una guerra y miras al cielo, los pájaros te saludarán con su pío, pío y Kurt Vonnegut te mandará señales desde su planeta imaginario. No lo dudes.