El 7 de mayo del 2020 murió Antonio González Pacheco, conocido como 'Billy el Niño'. La palmó de COVID sin haber sido juzgado. Como ya sabemos, se trataba de un policía que formó parte de las fuerzas de represión directa del franquismo y que fue discípulo de ese otro policía conocido como 'El Orejas' y que respondía al nombre de Roberto Conesa Escudero.
Los métodos de tortura que ambos utilizaron forman parte de la historia universal del terror sufrido por los represaliados de la Guerra Civil. Porque la Guerra Civil no acabó en el año 1939 cuando el ejército rojo, cautivo y desarmado, se rindió ante la agresión fascista, sino que se prolongó durante décadas. Para ello, Franco creó un aparato represor de policía política que recibió el nombre de Brigada Político Social (BPS). A ella perteneció Villarejo a principios de los años 70, sí, el excomisario que se trabaja las cloacas del Estado limpiando las costras de sangre y mierda que las taponan. Sabemos también que la manera de operar del tal Villarejo sigue consistiendo en arrojar el desecho según venga el dinero. Lo hace a modo de chantaje, y lo ventila hacia un lugar u otro del espectro de la política institucional.
La militarización de la vida cotidiana durante el franquismo dio lugar a un Estado donde el miedo fue la mercancía a consumir por calles, plazas y solares; pueblos y aldeas, patios de vecindad y corralas. Nadie escapaba de la sospecha. Para instruir en el modo de llevar a cabo su misión, el aparato franquista contó con la colaboración del régimen nazi. Luego, cuando cayó el Eje Roma- Berlín y España se abrió al Plan Marshall y a las bases yanquis, fueron los americanos y su servicio de inteligencia los que tomaron el relevo de los nazis. De esta manera, la CIA preparó nuestra Transición sin desatar nada de lo que Franco había dejado atado por decreto.
Puede decirse que el único cambio que hubo en España tras la muerte de Franco fue que nos cambiaron de celda, de una gris a otra más aireada y con vistas a la especulación inmobiliaria. La estamos pagando. Estas cosas son sólo una parte de lo que podemos sacar en claro tras la lectura de un trabajo tan necesario como valiente. Se trata del libro 'La Secreta de Franco' (Espasa), escrito por el historiador Pablo Alcántara, un joven de Avilés que detalla con arrojo el origen, desarrollo y finalidad de la BPS.
Entre sus páginas encontramos las fichas de verdaderos energúmenos que, con formas heredadas del medievo, hacían cantar a las víctimas cuyo único delito fue soñar un mundo mejor para todos. La represión física y psicológica, la tortura en su dimensión más primaria y también más refinada, las pruebas falsas que tanto se llevan ahora y que son reflejo de la política llevada cabo por los sucesores del franquismo, todo eso y más lo ha dejado escrito Pablo Alcántara en este libro.
Franco murió en la cama, de puro viejo. Pero con su muerte, ya dijimos, no terminó el franquismo. Para comprender nuestra historia, para saber de dónde venimos y, sobre todo, hacia dónde vamos, para saber la razón por la que 'Billy el Niño' murió sin ser juzgado, resultan fundamentales trabajos como este de Pablo Alcántara.