Hay ciertas palabras que evocan en nosotros cualidades saludables, sin que sean especialmente mejores que otros alimentos que no incluyan esas palabras. La industria alimentaria lo sabe y no duda en echar mano de esas declaraciones de propiedades 'saludables' en los alimentos envasados para llamar tu atención y convencerte de que el producto es mejor que el de la competencia. Incluso que es tan bueno como otros alimentos que sí sabemos que son saludables.
A pesar de estas palabras de advertencia, muchos alimentos verdaderamente saludables son orgánicos, integrales o naturales. Aún así, el hecho de que una etiqueta haga ciertas afirmaciones no garantiza que sea saludable. Te va a tocar indagar un poco en cada alimento.
Estas son algunas de las afirmaciones más comunes en las etiquetas y lo que significan:
- Light. Los productos 'light' se procesan para reducir las calorías o la grasa. Algunos productos simplemente se diluyen. Comprueba atentamente si se ha agregado algo en su lugar, como azúcar o agua. También conviene comprobar si sigue siendo el mismo alimento o nos lo han cambiado. Por ejemplo, las patatas light incluyen harina de patata. Que se vendan como light no significa que no engorden, ni que sean muy saludables. Unas patatas fritas light siguen siendo un alimento de consumo esporádico.
- Multigrano, multicereal. Esto suena muy saludable, pero solo significa que un producto contiene más de un tipo de grano. Lo más probable es que se trate de granos refinados, a menos que el producto esté marcado como integral.
- Natural. Esto no significa necesariamente que el producto se parezca a algo natural. Simplemente indica que en un momento el fabricante trabajó con una fuente natural, como manzanas o arroz.
- Orgánico, bio. Esta etiqueta dice muy poco sobre si un producto es saludable. Por ejemplo, el azúcar orgánico sigue siendo azúcar. El sello orgánico o bio solo hace alusión al modo de cultivo o cría. Apela a la quimiofobia, muy extendida entre algunos consumidores que creen que los alimentos llevan químicos tóxicos. No es así. Todos los colorantes, conservantes y demás aditivos se someten a un estricto control por parte de las autoridades de seguridad alimentaria, que determinan cuáles son aptos para consumo alimentario y sus porcentajes máximos.
- Sin azúcar añadido. Algunos productos son naturalmente ricos en azúcar. El hecho de que no tengan azúcar agregada no significa que sean saludables. Es posible que también se hayan agregado sustitutos del azúcar no saludables o igualmente poco saludables. Es el caso de la polémica pasta de dátil.
- Bajo en calorías. Los productos bajos en calorías deben tener un tercio menos de calorías que el producto original de la marca. Sin embargo, la versión baja en calorías de una marca puede tener calorías similares a la original de otra marca.
- Bajo en grasa. La grasa no son calorías sin más. Aporta textura y palatabilidad. Al quitarla, los alimentos se quedan insípidos, poco apetecibles. Para evitarlo se reduce a costa de agregar más azúcar. Ten mucho cuidado y lee la lista de ingredientes.
- Baja en carbohidratos. Recientemente, las dietas bajas en carbohidratos se han relacionado con una mejor salud. Aún así, los alimentos procesados que están etiquetados como bajos en carbohidratos generalmente siguen siendo alimentos chatarra procesados, similares a los alimentos procesados bajos en grasa.
- Elaborado con cereales integrales. El producto puede contener muy pocos cereales integrales. Verifique la lista de ingredientes: si los granos integrales no están en los primeros tres ingredientes, la cantidad es insignificante.
- Fortificado o enriquecido. Esto significa que se han agregado algunos nutrientes al producto. Por ejemplo, la vitamina D a menudo se agrega a la leche. Sin embargo, el hecho de que algo esté fortificado no lo hace saludable. Fortificar es, de hecho, la forma más fácil de maquillar un producto poco saludable, como bollería o embutidos, y hacerlo parecer un alimento ideal.
- Sin gluten. Sin gluten no significa saludable. El producto simplemente no contiene trigo, espelta, centeno ni cebada. Muchos alimentos sin gluten están altamente procesados y cargados de grasas y azúcares no saludables. Si no tienes celiaquía no hace falta que tomes alimentos sin gluten.
- Con sabor a frutas. Muchos alimentos procesados tienen un nombre que se refiere a un sabor natural, como el yogur de fresa. Sin embargo, es posible que el producto no contenga fruta, solo productos químicos diseñados para saber a fruta.