Los jóvenes lo tienen todo, les falta la cultura del esfuerzo.
Esto es lo que ha dicho sobre la juventud la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso.
La juventud, para algunos, es la culpable de todo.
Vagos y maleantes.
Generación perdida o de cristal.
Los que peor lo hacen.
Qué falta de respeto a aquello que un día fuimos los que llegamos a adultos.
Qué manera de colocarse por encima, con cuánta soberbia y arrogancia.
Qué forma de responsabilizar a la gente de sus malestares y fracasos.
Si no eres feliz, es porque no quieres.
Si no consigues algo, es porque no te esfuerzas.
A veces quieres y no puedes.
A veces lo intentas y no lo consigues.
Hacer ver que siempre que te esfuerces obtendrás lo que quieres lo único que consigue es una sociedad frustrada.
Enfadad con esta grandísima estafa vital que supone darte cuenta de que no.
Que no todas las personas tienen las mismas oportunidades.
Que algunas personas parten desventaja.
Que no tienen que ser héroes o heroínas para tener lo mismo que otros.
No.
A los jóvenes les estamos dejando muy poco margen de maniobra.
Y lo que falta es acabar con la cultura de la precariedad como dice el poeta Mario Obrero.
¿Y si en lugar de la cultura del esfuerzo hablamos de la cultura de la precariedad?
Precariedad es tumbar una bombona de butano para poder ducharte caliente un poco más.
Precariedad es saber que a partir de un día del mes ya no puedes hacer nada más.
Precariedad es contar tus afectos como monedas y tener que decidir en cuál apuestas porque no puedes ir a dos cumpleaños en un mes.
Precariedad es inventarte que te encuentras mal cuando lo que no tienes es dinero.
Precariedad es calentar una cerveza en la mano porque sabes que será la única que te puedas tomar.
Precariedad es no poder volver a casa por vacaciones por el precio de los billetes.
Precariedad es comer arroz, pasta y salsa de tomate.
Precariedad es vivir tan en el presente que sea imposible lo no previsto.
Precariedad es que si aparece lo no previsto dejarías de poder existir.
Precariedad es sentir que trabajas para pagar y que no puedes arañarle nada a esta circunstancia.
Precariedad es la expropiación de la esperanza.
Los jóvenes lo tienen todo, les falta la cultura del esfuerzo.
Esfuerzo para convertirse en ciudadanos útiles a un sistema que rompe sus mentes para que sigan produciendo.
Esfuerzo para «levantar» a un país que no les escucha ni parece importarle lo que sienten.
Qué vergüenza estar en la vida y no saber mirar la vida.
Estar tan fuera de todo, poner tanta distancia con el mundo.
Que hayas olvidado tan rápidamente.
El asombro que arde y el temblor.
De la juventud.