Loterías y Apuestas del Estado elige cada año una obra artística para ilustrar el décimo del Sorteo Extraordinario de la Lotería de Navidad del 22 de diciembre. Los boletos muestran creaciones de diferentes artistas, relacionadas con el Nacimiento de Jesús, y este año no ha sido diferente. La pintura elegida para 2020 es la pieza central del 'Tríptico de la Adoración de los Magos', de El Bosco.
La pieza, que se encuentra actualmente en el Museo del Prado, está pintada en óleo sobre tabla de madera de roble, y muestra la llegada de los tres Reyes de Oriente al portal de Belén para adorar al Mesías. El centro artístico data la obra en torno al año 1494, y ésta destaca por la riqueza de su iconografía.
Un Ave Fénix como símbolo de la resurrección
Como ocurre en otras obras de El Bosco, como 'El Jardín de las Delicias', 'La Adoración' esconde muchas más escenas y símbolos de los que se aprecian en un primer vistazo. En este caso, las figuras pretenden evocar la salvación del mundo a través del nacimiento de Jesús, a través de representaciones de las Escrituras y de sucesos más modernos. Así lo asegurana Pilar Silva en 2016, en la exposición dedicada a El Bosco por el V Centanario de su muerte en el Museo del Prado.
Para empezar, los Reyes Magos, que se encuentran venerando a Jesús en primer plano, visten trajes en los que se representan escenas del Antiguo Testamento, como se puede comprobar en la galería digital del Museo del Prado. El rey que ofrece mirra en una bandeja lleva una esclavina metálica (la pieza en torno a su cuello) en la que figuran las ofrendas de la reina de Saba al rey Salomón y las de los padres de Sansón a Dios después de que éste les comunique su nacimiento.
Las ofrendas de los magos merecen mención aparte. La que se encuentra a los pies de la Virgen es un adorno de mesa hecho en oro que representa el sacrificio de Isaac, haciendo un paralelismo con el propio sacrificio que haría el Mesías en la cruz. El tercer mago sostiene un incensario en el que, como se lee en la web del Museo del Prado, se representa a Abner de rodillas ante el rey David. Sobre la esfera se posa un Ave Fénix, en representación de la resurrección de Cristo. Al rey mago le acompaña un paje en cuyo traje se representa un pez grande comiéndose a uno chico, que el Museo invita a interpretar "en el contexto de salvación que da sentido a toda la representación".
La presencia del Mal
En segundo plano aparecen muchos personajes: los pastores que acuden al portal se encuentran en el extremo derecho del portal, en representación del pueblo judío. También, aunque parezca paradójico, aparece el Anticristo en la puerta de la cabaña donde se desarrolla la escena, acompañado por otras personas de rasgos malvados y expresiones deformadas.
Fuera de esta escena, por encima del portal, se representan otras tres escenas. Justo por encima del tejado, dos ejércitos están desplegados a izquierda y derecha de la pieza. Según el Museo del Prado, podrían identificarse con las tropas de Herodes buscando a Jesús. En el siguiente nivel se representa un prostíbulo, identificado por un cisne y un palomar en lo alto. Hacia el lupanar se dirige un hombre que tira de un animal de carga, sobre el que reposa un mono, símbolo de la lujuria.
Finalmente, la ciudad representada en la parte superior sería Belén, aunque en la web del Museo del Prado se apunta a que el autor se dejó llevar por la fantasía en las formas arquitectónicas orientales. Destaca un molino fuera de los muros, junto al que hay otro grupo de personas cabalgando.
En las tablas laterales del tríptico, que no aparecen en el décimo de la Lotería de Navidad, aparecen los mecenas que encargaron la obra: a la derecha, Peeter Scheyfve, protegido por san Pedro; y a la izquierda Agneese de Gramme, escoltada por santa Inés. Estos miembros de la burguesía de Amberes donaron las tablas a la Cofradía de Nuestra Señora de la Catedral, de donde fueron confiscadas por el duque de Alba para regalárselas a Felipe II. Así, en 1574 la obra fue trasladada al monasterio de El Escorial y, en 1839, fue finalmente colocada en su actual residencia, el Museo del Prado.
El Bosco, precursor del surrealismo
Jheronimus van Aken 'El Bosco' es uno de los grandes pintores flamencos de los que vivieron entre los siglos XV y XVI. Sus pinturas están cargadas de fantasía y figuras grotescas o deformes, que le convierten en uno de los grandes precursores del surrealismo, en una época (el paso de la Edad Media al Renacimiento) en la que empezaban a hacerse hueco las formas racionales.
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En su obra cumbre, 'El Jardín de las Delicias', el autor lleva su imaginación al límite, ya sea en la representación de formas arquitectónicas imaginarias o en la evocación de los pecados de la humanidad y su posterior castigo en el infierno. El carácter satírico de su obra no disimula un fuerte sentimiento religioso, que El Bosco puso al servicio de la doctrina cristiana. Prueba de ello son obras como 'Las tentaciones de San Antonio Abad', 'La Creación' o 'Fantasía Moral', entre otras.