Sergio, desde Foz con decisión, y Nerea, desde Santiago con timidez. Los dos, en pleno 2017, llegan a Madrid buscando libertad. "Vengo a sentirme libre, a vivir el Orgullo a mi manera y ser yo", explica Sergio.
"De donde yo vengo no se ven cosas así. Aquí se ve todo mucho mejor y nadie mira raro", apunta la joven Nerea.
Para Eli también es su primer Orgullo. Ya lleva un año en Madrid, un año de tratamiento hormonal y de activismo. Su lucha es la de la visibilidad. "Hay falta de activistas en el colectivo y siempre es bueno que la gente salga a reivindicar nuestro derechos", explica
A unos pasos de ella, Sergio y Nerea se conocen y alucinan juntos. Aplauden, bailan, cantan y sin conocerse se sienten dentro del mismo sueño. "Estoy esperando a la manifestación. El Orgullo está muy bien pero no es fiesta, es reivindicar nuestros derechos".