Son casi tan antiguos como los décimos de lotería y ya forman parte del atrezzo navideño. Los loteros ambulantes se sitúan en las calles más concurridas, cerca de los comercios o al calor de las grandes administraciones.
Su presencia no agrada a todos los loteros. "Es una competencia desleal total. Es como si un señor tiene un bar, paga sus impuestos y en la puerta se ponen a vender refrescos", señala Paloma de Marco, propietaria de la administración 'La Lotería de los Gordos'.
Otros, en cambio, lo aceptan como una costumbre más. "Es una tradición que lleva muchos años y no ha afectado nunca a ninguna administración", asegura Concha Corona, gestora de 'Doña Manolita'.
En los años 40 eran jubilados con pensiones muy reducidas, pero ahora son familias que utilizan hasta datáfonos. Antes se les autorizaba con carnets azules, aunque no tienen validez.
Desde 2011 deben de tener un acuerdo mercantil con una administración, pero sólo alguno de ellos ha accedido a enseñárnoslo. "Si no tenemos este carnet no nos autorizan a vender esta lotería", nos explica un vendedor ambulante.
"No hay una norma que les obligue a pagar una tasa por estar ahí", asegura Patricia Moreno, abogada experta en juego de Hedilla Abogados. Sólo tienen que renovar el permiso cada año y cumplir con sus obligaciones fiscales, por eso, dicen, seguirán en sus puestos mientras nadie resuelva esta papeleta.