La NASA ha tomado la decisión sobre el futuro de la Estación Espacial Internacional (ISS), que ha sido un símbolo de cooperación y avance tecnológico durante más de dos décadas. En un reciente anuncio, la agencia espacial estadounidense ha adjudicado a SpaceX el contrato para diseñar y construir el vehículo que se encargará de la desorbitación y desintegración controlada de la ISS, un proceso que está programado para llevarse a cabo entre 2030 y 2031.

La decisión de desorbitar la ISS responde a varios factores críticos. La estación, que ha estado en órbita desde su primer módulo lanzado en 1998, ha alcanzado una etapa avanzada de desgaste. Los materiales y equipos, sometidos las duras condiciones del espacio, requieren un mantenimiento constante que absorbe una gran parte del tiempo de los astronautas a bordo. La decisión de rusia de abandonar el proyecto en 2028, en parte debido a las tensiones geopolíticas y el desarrollo de su propia estación espacial, ha acelerado la necesidad de encontrar una solución para desorbitar la ISS de manera segura.

Actualmente, la ISS pierde altura gradualmente debido al rozamiento con el escaso aire a 400 kilómetros de altitud. Aunque ocasionalmente se utilizan motores en el segmento ruso para mantener la estación a su altitud operativa, la salida de Rusia del proyecto elimina esta capacidad. La NASA ha considerado diversas alternativas para reemplazar esta capacidad, incluyendo el uso de vehículos propulsores externos, pero los altos costos y largos tiempos de desarrollo han hecho que la propuesta de SpaceX resulte más viable.

¿Cómo plantea la NASA desintegrar la ISS?

SpaceX, conocida por sus innovaciones en el sector espacial, ha presentado una solución que combina eficiencia y coste. Tal y como la NASA explica en su Informe de transición de la Estación Espacial Internacional, el vehículo desorbitalizador será una cápsula Dragón modificada. Estará equipada con una serie de tanques de combustible y una treintena de motores y será diseñada para frenar la velocidad orbital de la ISS. Este frenado controlado reducirá la velocidad de la estación, que actualmente viaja a 27.600 kilómetros por hora, en aproximadamente 150 kilómetros por hora, permitiendo una caída suave y controlada hacia la atmósfera.

La operación de desintegración está planificada para ser meticulosa. Una vez que la ISS entre en la atmósfera, se desintegrará en fragmentos, comenzando por los paneles solares y otros componentes grandes, como la viga transversal y el espectrómetro alfa. Estos fragmentos se dispersarán y se quemarán antes de llegar al océano. La NASA asegura en su informe que la caída final de la ISS se dirigirá al punto Nemo, un área remota del Pacífico Sur que se ha utilizado históricamente para descartar satélites y otros objetos espaciales, minimizando el impacto ambiental.

La experiencia previa en desintegración de estaciones espaciales, como el Skylab y la estación Mir, ha proporcionado información necesaria, pero la magnitud y complejidad de la ISS presentan desafíos únicos. Con el liderazgo de SpaceX en la ingeniería de este proceso, la NASA espera cumplir con este ambicioso objetivo de manera segura y efectiva.