Varios estudios realizados en todo el mundo alertan de la grave vulneración de derechos que sufren las mujeres y las niñas en el entorno digital. Las cifras son escalofriantes: el 73% de las mujeres han sufrido violencia en Internet y el 90% de las coacciones que emplean fotografías y vídeos íntimos en la red afectan a las mujeres y a las niñas.
Esto supone un problema a nivel global que desde el instituto tecnológico Women's Digital Rights pretenden combatir. Este espacio, que se dio a conocer hace tan solo unos días, tiene el objetivo de aportar soluciones y recursos para las mujeres que sufren acoso en la red o que ven cómo sus derechos son vulnerados en Internet, así como de fomentar la autoprotección digital.
En este sentido, Pía Mazuela, CEO de la compañía, ha detallado que su organización tiene por objeto "ofrecer un servicio integral, además de desarrollar y poner al servicio de las usuarias la tecnología para dar respuesta a la vulneración de derechos a la que están expuestas".
Para ello WDR ofrecerá, además de soluciones tecnológicas, un proyecto de acompañamiento y asesoramiento jurídico y psicológico y un plan de formación y divulgación, que hará llegar a las mujeres las últimas novedades en autoprotección digital para defenderse ante conflictos o situaciones de acoso.
Combatir la "indefensión de las mujeres en entornos digitales"
Como entidad con responsabilidad social una de las misiones del instituto tecnológico WDR será la de ayudar a visibilizar y denunciar las situaciones de indefensión con que se encuentran muchas mujeres en los entornos digitales. En este sentido, la empresa nace también con el propósito de hacer campañas para incidir en mejoras legislativas y sociales.
"Colaboraremos con agentes y colectivos que trabajan en el campo de la mujer desde distintas perspectivas, como el derecho, la tecnología y la desigualdad de género, participando en proyectos de investigación, divulgación y sensibilización", ha añadido Pía Mazuela.
Publicado en 'Science'
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Para ello, los investigadores de la Universidad de Stanford han aplicado de manera tópica un colorante alimentario común y ello ha permitido observar sus vasos sanguíneos y el funcionamiento de los órganos y los músculos.