Lo que antes era casi una pelea entre el hombre y la máquina, ahora es un trabajo en equipo entre humanos y robots. Los creadores y distribuidores de los 'cobots', o robots colaborativos, aseguran que estas máquinas no están para quitarle el trabajo a nadie.
"No es el objetivo de eliminar empleo, es ayudar a las personas a que produzcan mejor y de manera más ergonómica", asegura Víctor Pavón, director gerente de Robotplus.
El año pasado, sólo con la industria manufacturera se registraron más de 94.000 accidentes laborales. Los robots colaborativos, equipados con sensores para detectar al ser humanos podrían ayudar a reducir la siniestralidad laboral.
Los trabajadores agradecen las facilidades que proporcionan los robots. Pero su gran temor es que dejen de colaborar y que directamente sustituyan al trabajador. Algo que algunos economistas ya dan por seguro.
"Lo que hará es sustituir trabajos en muchos sectores, pero igualmente, es muy posible que los cree en otros sectores como ha pasado otras veces a lo largo de la historia", afirma Lina Galvez, catedrática de Instituciones Económicas de la Universidad Pablo de Olavide.
Pero el problema vendrá, dicen, con la distribución de la riqueza generada por las máquinas. "¿Quién se va a quedar con los beneficios, con esos incrementos de productividad que ese cambio tecnológico pueda tener?", añade la catedrática.
"Yo veo lógico que, de alguna manera, esa riqueza que generan, se reparta. Sea revertido en la sociedad de algún modo, sea impuestos, sea tasas, sea un IRPF robótico", señala Víctor Pavón. Antes esta visión de esta industria totalmente automatizada, emerge con fuerza la tendencia de los robots colaborativos, humanos y máquinas trabajando de manera conjunta.