Navegando en el Hespérides a 12 nudos, los científicos de la campaña 'Antártica Española' se preparan para iniciar sus investigaciones: "La Antártida es un laboratorio natural" asegura Jesús Troncoso, catedrático en zoología de la Universidad de Vigo.
La Antártida es un ecosistema prácticamente virgen y muy sensible a los cambios, por eso el calentamiento global le afecta mucho más: "Cualquier cambio drástico que se pueda producir en la Antártida lo vamos a percibir todo el planeta más temprano o más tarde" asegura Troncoso.
Cambios como los que se dan en el grosor de la capa de hielo: "Imaginaros que toda Europa estuviera cubierta de cinco kilómetros de hielo. Si todo ese hielo desaparece va a ir a parar al mar y se elevaría" explica Javier Benavas, profesor de Ecología de la Universidad Autónoma de Madrid.
Las emisiones de CO2 y de metano del hemisferio norte ya se nota en la flora y en la fauna de la Antártida: "Ese aumento de temperaturas propicia que aparezcan otras especies nuevas que nunca han coexistido con las especies nativas de la zona" asegura Miguel Ángel Olalla, profesor de Biologái de la Universidad Rey Juan Carlos.
Pero llegar al continente helado no es fácil: la orografía, las corrientes y el viento obligan a la tripulación a realizar simulacros sobre cómo evacuar el barco si impactara contra el hielo. Además se necesita un traje especial para sobrevivir a los menos dos grados del agua antártica.
Los simulacros son muy importantes para garantizar la seguridad de todos los pasajeros porque ya están a punto de cruzar el Cabo de Hornos y adentrarse en el Paso Drake: más de 1.000 kilómetros de mar abierto hasta llegar a la Antártida en una de las zonas con más temporales y más viento de todo el mundo.
Todo para conocer la huella humana en el planeta.