Basta con activar una máquina y recibir una estimulación electromagnética en un área específica del cerebro, la que controla el deseo de consumir cocaína.
Una técnica importada de Italia por varias clínicas españolas que ha acaparado la atención de gran parte de la sociedad científica.
Daniel es de los primeros tratados en España. Dice que estaba totalmente enganchado: "Cuando consumes de manera habitual, enseguida se dispara. Cualquier excusa es buena. Una victoria de un equipo de fútbol sirve para consumir, pero la derrota también sirve para consumir".
Cuenta que su familia le llevó a una clínica. "Después de la primera sesión hay algo en mí que cambia. Me voy a casa y ya ese día no consumo. Supero ese primer día, esa incapacidad que tenía de no ganar nunca frente a la cocaína", asegura y dice que esta técnica le "ha dado la capacidad para decir 'no'".
Antoni Gual, director científico del Centro Newline, en Barcelona, afirma que "los pacientes cuentan que recuperan la sensación de control sobre sí mismos". El director de este centro de Barcolena, psiquiatra también del Clínic, dice que la descarga es indolora y muy precisa gracias a un neuronavegador.
No obstante, hay expertos que no confían en el tratamiento. José Luis Pedreira, jefe de Psiquiatría del Hospital La Luz, de Madrid, señala que "no están contrastados los resultados ni evaluados de manera adecuada".
"Las adicciones son mucho más complejas. Hablan de familia, de estilos educativos, de toda la historia de una persona que difícilmente vamos a poder transformar tocando una parte del cerebro", asegura Dolores Navarro, psicóloga del Centro de Adicciones Inea, en Sevilla.
Dicen sus impulsores que los niveles de éxito del tratamiento son de un 60% y que quieren comenzar a aplicarlo en pacientes con alcoholismo y ludopatía.
A 700 años luz
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