Los expertos consideran que la obesidad incrementa el riesgo de desarrollar una enfermedad grave por coronavirus.
Ya el pasado mes de julio investigadores del Centro de Investigación Biomédia en Red de Epidemiología (CIBERESP) apuntaron que ocho de cada diez personas que desarrollaron síntomas graves tras una infección de COVID-19 tenían obesidad.
En este sentido, Ujué Fresán, primera autora e investigadora del Instituto de Salud Pública y Laboral de Navarra (ISPLN) y CIBERESP, explicó a laSexta que la obesidad mórbida multiplica por cinco el riesgo de ser hospitalizado. El motivo podría ser el estado proinflamatorio del sistema inmune que produce esta patología y que influye en la capacidad de respuesta ante cualquier enfermedad.
Ahora, un estudio estadounidense se ha pronunciado en la misma línea: el coronavirus afecta a las células inmunitarias que se encuentran en la grasa corporal, lo que provoca una reacción defensiva dañina.
Así lo ha indicado el doctor Philipp Scherer, un científico que estudia las células grasas en el Southwestern Medical Center en Dallas. "Todo lo que sucede con la grasa afecta a los tejidos vecinos", ha señalado al respecto.
Por el momento, los resultados de la investigación no han sido validados -según recoge 'The New York Times'- pero los autores creen que podrían apuntar a nuevos tratamientos contra el COVID que se centren en los tejidos grasos corporales. "Este puede ser el talón de Aquiles que utiliza el virus para evadir nuestras respuestas inmunes", ha apuntado Vishwa Deep Dixit, profesor de inmunología en la Facultad de Medicina de Yale.
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Así las cosas, los investigadores consideran que la grasa corporal no es una forma inerte de almacenamiento, sino que es un tejido biológicamente activo, que produce hormonas y proteínas del sistema inmunológico, actuando sobre otras células y promoviendo un estado de inflamación.
Publicado en 'Science'
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Para ello, los investigadores de la Universidad de Stanford han aplicado de manera tópica un colorante alimentario común y ello ha permitido observar sus vasos sanguíneos y el funcionamiento de los órganos y los músculos.