nuevos hallazgos

Descubren restos del siglo XVIII durante las obras de la nueva línea 11 del Metro de Madrid

Los detalles La estructura del Real Canal en Madrid Río no podrá conservarse en su ubicación original, pero la Comunidad tiene previsto destinar un espacio museístico en el futuro para exhibir sus restos.

Hallazgo arqueológico del Real Canal del ManzanaresHallazgo arqueológico del Real Canal del ManzanaresEuropa Press

En las excavaciones para la ampliación de la Línea 11 del metro, los operarios no solo han abierto camino para nuevos túneles, sino también para el pasado: ha aparecido el "tramo más largo" del Real Canal del Manzanares, una infraestructura del siglo XVIII que conectaba la capital con el Tajo para facilitar el transporte de mercancías.

El descubrimiento ha sido documentado por un equipo de arqueólogos que está recogiendo, analizando y clasificando toda la información posible sobre el tramo destapado en la futura estación de Madrid Río. Si bien la conservacion in situ no es viable, el objetivo es integrar los restos en un proyecto de musealizacion dentro de la estación, como ya se ha hecho en otras obras del metro.

Con esta finalidad, la arqueóloga encargada de la obra, Esther Andreu, ha explicado que "se están guardando tablas para ser restauradas y se están utilizando escáneres láser para recoger toda la información" del antiguo canal.

Aunque estos hallazgos son siempre valiosos, el equipo arqueológico ya los anticipaba. En obras anteriores en la zona se habían encontrado tramos del Real Canal, y se sabía que este bien se encontraba en el área de influencia de la ampliación de la L11. De hecho, algunas asociaciones vecinales también sospechaban que los restos aparecerían a medida que avanzara la excavación.

La historia del Real Canal

El Real Canal servía para trasladar mercancías a las numerosas fábricas que se localizaban en la zona de Arganzuela. El medio de transporte eran unas barcazas de madera que serían casi planas porque el cauce, que se llenaba del agua del cercano Manzanares gracias a que estaba situado prácticamente a la cota del nivel freático del río, no tenía demasiada profundidad a pesar de sus casi 9 metros de anchura.

Estuvo en uso unos 100 años, hasta que su declive llegó a finales del siglo XIX con la llegada y extensión del ferrocarril porque se trataba de un medio de transporte más barato y más rápido. La gran infraestructura con la que la Corona española soñó conectar Madrid con el mar a través de Lisboa cayó en desuso y terminó sepultada bajo toneladas de tierra y escombros, un olvido que paradójicamente ha contribuido a su buena conservación hasta hoy.

Las obras continúan

Las obras de la Línea 11, que conectarán el suroeste y el nordeste de la ciudad con 20 estaciones, siguen avanzando al ritmo previsto a la espera de que, en el segundo semestre de este año, llegue la tuneladora que permitirá perforar el subsuelo a mayor velocidad. Mientras tanto, los arqueólogos trabajan contrarreloj para documentar y preservar los restos hallados, que proporcionan una valiosa visión del pasado de Madrid y su evolución como núcleo comercial y de transporte.

Se espera que la estación esté finalizada a finales de este año, alcanzando el objetivo de alivianar la presión sobre la Línea 6, la línea circular de la red.