Los telescopios gemelos de estudio Atlas ubicados en Hawai detectaron el pasado 16 de junio "una anomalía espectacularmente brillante" en la constelación de Hércules, a unos 200 millones de años luz.
Bautizado como AT2018cow o, simplemente, "la vaca", ese objeto estalló rápidamente y desapareció con la misma rapidez.
En un primer momento los expertos consideraron que podría tratarse de una supernova, pero "lo que observamos desafiaba nuestros actuales conocimientos sobre la muerte estelar", señaló la autora principal del estudio, Raffaella Margutti, en un comunicado de la estadounidense Universidad de Northwestern.
Un equipo internacional ha analizado el evento, combinando imágenes de diversas fuentes, incluidos rayos X duros (de elevada energía y con una longitud de onda más corta) y ondas de radio.
Tras los análisis, los expertos creen que los telescopios pudieron capturar "el momento exacto" en que una estrella colapsó para formar un objeto compacto, como un agujero negro o una estrella de neutrones con un potente campo magnético que absorbía todo el material circundante.
Los residuos estelares, aproximándose y arremolinándose en torno al conocido como "horizontes de sucesos" del objeto, fueron la causa del resplandor extremadamente brillante.
En el seguimiento del evento participaron diversos telescopios, entre ellos el SOAR de Chile, donde el responsable de la observación, Régis Cartier, aseguró que "casi desde el comienzo" fue consciente de que esa explosión "era especial".
"Fue rápida, azul y brillante, diferente de otras supernovas vistas antes. Dejé todo en lo que estaba trabajando para centrarme en entender este evento", indicó.
La detección de este raro suceso ayudará a los astrónomos a entender mejor la física que actúa en el primer momento de la creación de un agujero negro o de una estrella de neutrones.
"Por la teoría sabemos que cuando una estrella muere se forma un agujero negro o una estrella de neutrones, pero nunca los hemos visto justo después de su nacimiento. Nunca", señaló Margutti.
Los resultados del estudio fueron presentados hoy en la reunión anual de la Sociedad Astronómica Estadounidense y se publicarán en Astrophysical Journal.
Margutti recordó que el evento observado fue "anormalmente brillante" -de diez a cien veces más que una supernova típica- y además estalló y desapareció de forma mucho más rápida que otras explosiones estelares conocidas.
Los datos indican que en solo 16 días el objeto ya había emitido la mayor parte de su energía, un lapso que puede describirse como un abrir y cerrar de ojos si se tiene en cuenta que en el Universo algunos fenómenos duran millones o miles de millones de años.