Los dos buzos a punto estuvieron de ser devorados por las dos ballenas que se acercaron detrás de un banco de peces, quedando ocultas en un primer momento para los hombres, por lo que estos no se percataron de su presencia hasta tenerlas literalmente al lado.
A pesar del tamaño de estos animales, los dos buzos no podrían haber terminado en su estómago debido a que su esófago es tan pequeño que las ballenas no hubieran tenido más remedio que escupirlos.
Pudieron filmar con sus cámaras el acercamiento unísono de los cetáceos, aunque, por fortuna todo quedó en un gran susto que ha podido ser difundido en Internet.