La Luna ha vuelto a eclipsarse por completo esta madrugada, un fenómeno astronómico que ha sido visible en Canarias y en gran parte del mundo (en la mayor parte de Europa, África y América), aunque las nubes han dificultado en muchos lugares la contemplación.
A las 2:28 horas GMT de la esta madrugada (las 4:28 en la Península), la sombra de la Tierra empezó a ensombrecer la Luna y una hora después (a las 3:29 GMT) comenzó el eclipse total, que se prolongó hasta las 4:54 GMT de la madrugada, y a las 5:55 horas (las 7:55 en la Península) el satélite recuperará todo su esplendor tras uno de los eclipses más largos de las últimas décadas.
Las predicciones de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) apuntaban que a esa hora las nubes ocuparían gran parte del cielo en muchos lugares en la Península y en el archipiélago balear, pero que el cielo sí sería un aliado perfecto para contemplar el eclipse en el archipiélago canario.
Allí, el Instituto de Astrofísica de Canarias y varios centros de supercomputación han planificado actos para poder seguir en directo el eclipse y han colaborado además en la distribución de la retransmisión que el portal sky-live.tv va a hacer en directo desde los diferentes observatorios de Canarias, una emisión que comenzó horas antes con la proyección de la sombra del Teide durante la puesta de Sol y la salida de la Luna desde el observatorio tinerfeño.
En el noroeste peninsular y en las Islas Baleares la Luna se ha ocultado sobre el horizonte antes de que finalizase el eclipse total, por lo que sólo se ha podido ver el comienzo de esa fase, pero en el resto de la Península, en Ceuta, Melilla y en Canarias se ha presenciado la fase total íntegra.
Durante el tiempo que ha durado el eclipse total la Luna no ha estado totalmente oscura sino que ha adquirido un tono rojizo debido a que parte de la luz solar será desviada por la atmósfera terrestre. A diferencia de los eclipses de sol, la observación de un eclipse lunar se puede hacer a simple vista, porque no requiere instrumentación especial para contemplarlo ni entraña ningún peligro.
Aunque es el único astro al que ha llegado una misión tripulada, la Luna esconde todavía muchos secretos, y entre ellos por qué son tan diferentes la cara visible y la cara oculta; incógnitas y desafíos que han reactivado el interés de varias agencias espaciales por regresar al satélite y por escudriñar misterios sobre su formación y su historia.
Y los eclipses totales suponen una ocasión para que los científicos profundicen en el conocimiento del satélite de la Tierra y traten de comprender mejor los complejos eventos que tuvieron lugar durante la formación del Sistema Solar, o para determinar algunos parámetros fundamentales, como el diámetro de la Luna o la distancia exacta a la que se encuentra.
Precisamente, el color rojizo que adquiere durante la fase de totalidad permite medir propiedades de la atmósfera de la Tierra, y el menor brillo de la Luna -a pesar de estar en fase llena- facilita las medidas que se realizan rebotando un rayo láser en la superficie de la Luna y permite medir el tiempo que tarda la luz en regresar a la Tierra.
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Un fenómeno astronómico como el de la próxima madrugada volverá a repetirse en algunas regiones del mundo el próximo 8 de noviembre, pero en España no se producirá un evento similar hasta el 14 de mayo de 2025.
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