Los astronautas del Apolo 11 terminaron su viaje espacial tal día como hoy hace 50 años. El ejército de EEUU esperaba impaciente, estaban a punto de recibir a los primeros hombres en pisar la Luna.
De repente un objeto cayó del cielo. Era el módulo de mando del Apolo, que cayó en el océano Pacífico, al suroeste de Hawái. Neil Armstrong, Buzz Aldrin y Michael Collins lo habían conseguido.
Aislados pero sonrientes saludaban, aunque su viaje estaba lejos de terminar. Los tres astronautas iniciaron una gira por todo el mundo que les trajo a España en octubre de 1969.
Intercambiaron apretones de mano y regalos con Franco. También visitaron a los entonces príncipes, Don Juan Carlos y Doña Sofía en la Zarzuela.
Tras las visitas institucionales tocaba baño de multitudes en las calles de Madrid. El centro de la capital se colapsó. En las calles, en los balcones, todos querían ver a los hombres del espacio.
Para que no se les olvidase que estaban en España, el colofón: Armstrong, Aldrin y Collins se llevaron como obsequio unos trajes de luces, con montera incluída.
Sin embargo, tanta sonrisa les acabó pasando factura. Sobre todo a Aldrin y Armstrong, que no estaban preparados para tanta fama. Ambos sufrieron depresión, vieron como sus matrimonios fracasaban y se escondieron de los focos durante años.
Estaban más a gusto en soledad, como la que experimentaron en la Luna, que rodeados de una fama que nunca pidieron.