Investigadores de la Universidad de Londres han comprobado, tras medir las ondas cerebrales producidas por los bebés, que dan patadas en la tripa de su madre para explorar su propio cuerpo y el entorno.
Para alcanzar esta conclusión, publicada en la revista 'Scientific Reports', los científicos midieron las ondas cerebrales de los bebés durante el sueño a través de una electroencefalografía (EEG). El sueño activo se identificó conductualmente según la observación lateral de movimientos oculares rápidos, respiración en gran parte irregular y movimientos frecuentes y aislados de las extremidades.
Un total de 19 recién nacidos de dos días de edad en promedio participaron en el estudio. Tenían entre 31 y 42 semanas de edad gestacional corregida cuando se estudiaron, la edad que tiene en cuenta las semanas que había estado en el útero, por lo que un bebé nacido a las 35 semanas y con una semana de edad tendría una edad gestacional corregida de 36 semanas.
Así, los expertos observaron que el movimiento de la mano derecha de un bebé hacía que las ondas cerebrales se activasen inmediatamente después en la parte del hemisferio izquierdo que procesa el contacto con la mano derecha. De esta forma, pudieron comprobar que las patadas fetales en las últimas etapas del embarazo ayudaban a desarrollar áreas del cerebro que se ocupan de la información sensorial, siendo ésta la forma en la que el bebé desarrolla una sensación de su propio cuerpo.
De hecho, las rápidas ondas cerebrales provocadas por el movimiento desaparecieron cuando los bebés tenían algunas semanas de vida: "Creemos que nuestros hallazgos tienen implicaciones para proporcionar el entorno hospitalario óptimo para los bebés que nacen antes de tiempo, con el fin de que reciban la información sensorial adecuada. Por ejemplo, ya es una rutina que los bebés estén anidados en sus cunas, porque les permite sentir una superficie cuando sus extremidades patean, como si todavía estuvieran dentro del útero", han dicho los expertos.
Finalmente, a medida que los movimientos que observaron ocurrían durante el sueño, los resultados obtenidos en la nueva investigación respaldaron otros estudios que indicaban que el sueño debe protegerse en los recién nacidos, por ejemplo, minimizando las molestias asociadas con los procedimientos médicos necesarios.