La investigación, liderada por científicos del Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC), se publica en la revista 'Plos Biology' y, según sus autores, además de tener potenciales implicaciones clínicas para el tratamiento de la obesidad, también lo tiene para enfermedades relacionadas con ella, como la diabetes.

El trabajo ha contado con la colaboración del Instituto de Investigación Biomédica y el Hospital Universitario de Salamanca, el Centro de Investigación en Medicina Molecular y Enfermedades Crónicas, la Universidad de Extremadura y el Instituto de Investigación en Biomedicina de Barcelona.

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La obesidad es un problema epidémico y se calcula que cerca de 2.200 millones de personas sufren sobrepeso u obesidad en el mundo. En los últimos años los investigadores se están centrando en estudiar en profundidad el funcionamiento del tejido adiposo, en concreto de la grasa parda, para entender mejor cómo se puede luchar contra los problemas causados por la obesidad, recuerda el CNIC.

Una de las líneas de investigación para tratar este problema sería la manipulación de esa grasa parda, un tipo de grasa 'buena' que quema energía para mantener la temperatura corporal adecuada y favorece que el organismo queme la energía almacenada en michelines.

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Guadalupe Sabio y su equipo trabajan desde hace tiempo en el CNIC en comprender los mecanismos que son necesarios para activar esta grasa parda y eliminar así el exceso de grasa en personas obesas. La mayoría de la grasa que hay en humanos es blanca -la parda solo se encuentra a la altura de la yugular-, de ahí el interés en tratar de convertir la blanca en parda para combatir la obesidad. Por eso, en este trabajo se hicieron experimentos tanto con grasa blanca en muestras humanas como con grasa parda en ratones. En ambos se estudió la proteína p38 alfa, explica Sabio.

Así, en las más de 150 muestras de tejido adiposo humano, se constató que esta proteína se encuentra en menor cantidad en aquellas personas obesas, lo que sugiere que por culpa de esto no se regula otra proteína clave, la UCP1, para activar la grasa parda, responsable de eliminar el exceso de grasa en forma de calor.

Imagen de archivo de tapas españolas