Dejar la ciencia de lado tiene consecuencias. Por eso, y aunque se creen nuevas unidades de investigación contra el coronavirus, hay proyectos que por falta de inversión tardarán mucho más tiempo en dar resultados.
Un ejemplo: desde el Museo Nacional de Ciencias Naturales investigan qué animales silvestres pueden ser reservorios del virus. Si hubiera más inversión, los resultados en la lucha contra el coronavirus estarían disponibles. "Todo podría avanzar mucho más deprisa si pusiéramos disponer de medios humanos y técnicos", explica Santiago Merino, director del museo.
Sin embargo, la ciencia no descansa y siguen buscando tratamientos sin parar. "Si no hay investigación hoy, no habrá cura mañana", asegura Luis Mora Capitán, director general de PharmaMar, que insiste en que más inversión también ofrecería mejor eficacia. "Con más dedicación, más gente, más financiación y más capacidad estaríamos mucho más avanzados", añade Mora Capitán.
Otro ejemplo más: en la Universidad Complutense de Madrid analizaron en plena pandemia los resultados de las PCR de las residencias. Todo en un laboratorio montado en tiempo récord. "Eso con un gasto del 1,2% como tiene España, si hubiéramos tenido una inversión del 3,3% como Suecia la respuesta hubiera sido mucho mejor", argumenta José Manuel Bautista, catedrático de bioquímica de la UCM.
Además, se ha abierto una brecha con el resto de investigaciones, el cáncer es una de ellas. "Desde marzo hasta finales de junio todos los centros de investigación y laboratorios estuvieron cerrados. Las líneas de investigación sobre cáncer se paralizaron", afirma Xosé Bustelo, presidente de ASEICA-
Por eso, insistimos: hay queconseguir un 2% del PIB en inversión para ciencia. Para hacerlo posible firmen en la web de 'Constantes y Vitales' o acerquen su móvil al código QR que aparece en el vídeo que acompaña a este texto.
Hace 12 años
Así contó laSexta el salto desde la estratosfera de Felix Baumgartner, el primero en romper la barrera del sonido en caída libre
Felix Baumgartner se convirtió en el primer hombre en romper la barrera del sonido en caída libre, sin ayuda de maquinaria externa, alcanzando una velocidad máxima de 1.342 kilómetros hora desde una altura de 39.068 metros.