Investigadores del madrileño Instituto de Estudios Científicos en Momias (IECIM) han culminado en Cuba un proyecto con el que, por primera vez, se han usado técnicas modernas como escáneres y pruebas de ADN para analizar las momias que se conservan en Cuba, de origen local, peruano, egipcio y ecuatoriano.
El 'Cuban Mummy Project', explica un reportaje en el diario oficial Juventud Rebelde, comenzó en 2017, cuando el historiador alemán Daniel Moeller y la doctora Anna-María Begerock, especialista en arqueología andina, recorrieron el país para tomar muestras de los cuerpos momificados.
Cómo fueron las vidas de esas personas, sus problemas de salud, accidentes, la causa de su muerte o si tuvieron hijos serán algunas de las incógnitas que se despejarán con esta investigación, cuyos resultados serán difundidos en un congreso en las islas Canarias.
Los cuerpos objeto de estudio pertenecen a diferentes instituciones por todo el país: hay cuatro momias completas, una cabeza reducida y también varios animales. Entre ellas figuran el 'Minero Peruano', una momia de varón adulto que se conserva en el Museo Antropológico Montané de La Habana y la momia de Josefa Petronila Margarita Ponce de León, del museo provincial Palacio de Junco, de Matanzas (oeste).
También se han estudiado al 'Guerrero Chancay' de origen peruano que guarda la Fundación Antonio Núñez Jiménez; una momia egipcia, un varón y una mujer adultos peruanos y una cabeza reducida de los Shuar de la Amazonía ecuatoriana pertenecientes a la colección del museo Emilio Bacardí Moreau, de Santiago de Cuba.
Un laboratorio de genética de la República Checa analiza ahora las muestras genéticas del 'Minero Peruano', mientras que tres de las momias del museo Emilio Bacardí han sido sometidas a un escáner CT "para tomar múltiples vistas transversales del interior del cuerpo y registrar imágenes más nítidas de los órganos, los huesos y las áreas que no se ven con las radiografías", señala el diario.
También se analizan muestras en la Facultad de Biología de la Universidad Complutense de Madrid para determinar la presencia de microorganismos, insectos y hongos en los restos humanos. El proyecto ha sido posible a partir de un convenio de colaboración entre el Consejo Nacional del Patrimonio Cultural de Cuba y el madrileño IECIM.