El Ágora de la Ciudad de las Artes y las Ciencias de Valencia iba a disponer de una estructura con una cubierta móvil compuesta por unas lamas metálicas de más de 20 metros. Unas láminas construidas que nunca se llegaron a colocar y que desde 2012 están almacenadas en un solar cercano lleno de maleta y vegetación propiedad de la Generalitat Valenciana.
Y es que en un principio el Ágora iba a costar 41 millones de euros, pero la realidad multiplicó la obra a 90 millones. La construcción se excedió tanto del presupuesto que, aunque ya estaban pagadas, la sociedad que se encargó de terminar el edificio descartó colocar dicha estructura y finalmente, se inauguró inacabado en 2009.
Ahora la Fundación La Caixa planea convertir el Ágora en el Caixaforum de Valencia pero ya ha dejado por escrito que no se va a hacer cargo de la cubierta móvil. Porque las lamas están valoradas en 13 millones de euros, retirarlas de este solar supondría 2 millones y colocarlas en el ágora, mucho más.
La Generalitat considera que estas lamas no están abandonadas. Asegura que se almacenaron correctamente, separadas del suelo para evitar la corrosión y tratadas para que no se oxiden. Pero los vecinos se lamentan por un dinero que es de todos los valencianos y que parece no tener futuro.