Podríamos definirlo como la danza más compleja del cine. Hablamos del plano secuencia: la cámara nunca para de filmar. Todo tiene que estar medido al milímetro porque el plano secuencia exige rodarlo del tirón. Si no, toca repetirlo todo.
'Amanecer' fue, en 1929, una de las primeras películas en utilizar el plano secuencia. Impactó tanto que se llevó el primer Oscar de la historia en Diseño de Producción. Después, Alfred Hitchcock se empeñó en rodar 'La soga' (1948) como un solo plano secuencia pero no pudo.
Tenía que cambiar la bobina de película cada 12 minutos; así que lo disimuló a base de trucos: para cambiar de un plano secuencia a otro, pasaba la cámara por lugares oscuros o la acercaba a los protagonistas.
Directores y técnicos pelearon con las bobinas de película hasta la llegada del cine digital. En 2002, la película 'El Arca Rusa' logró la hazaña: 96 minutos sin un solo corte por el que pasaron hasta 2.000 personas entre actores y figurantes.
El cine español también se ha atrevido con una técnica tan compleja. Joaquín Oristrell concibió 'Hablar' como un solo plano secuencia y lo consiguió. Sin trucos. Tenían una noche para ensayar y dos de rodaje: repitieron el proceso cuatro veces y eligieron el que mejor quedó.
La cinta de Oristrell no llega a hora y media de metraje y aún así supuso un reto enorme. Pues bien, imaginen ahora un plano secuencia de 25 horas.
No es cine, pero se ha rodado como si lo fuera. 'God of War' se ha construido con cámaras y con actores reales. Iban vestidos con trajes de captura de movimiento, para después convertirlos en polígonos. Ni el director de fotografía pensaba que pudieran conseguirlo. Han tardado cinco años en desarrollar una danza que difumina la barrera entre cine y videojuego.