En el antiguo Egipto los animales eran algo más que el mejor amigo del hombre. Si en vida les consideraban un miembro más de la familia, en muerte, les dedicaban estatuas y los embalsamaban. Un ejemplo son las estatuas, sarcófagos y momias que ahora podemos ver en Madrid. Algunas han sido prestadas del Louvre. Todos servían para ayudar en la casa o en la guerra y también para algo más trascendental. 430 piezas: esculturas, amuletos, vasos y jarras, objetos cotidianos, muebles, silla con dos cabezas de león.