Si hay una cara B del cuerpo humano, esa es la espalda. El misterio y las ganas de ver lo que se esconde al otro lado ha hecho que en el arte se haya ligado a menudo con la sensualidad del cuerpo femenino.
Velázquez, lo sabía, pocas veces se había visto con anterioridad, la belleza estaba en el rostro, pero él coloca a su Venus de espaldas. Aún así, gracias al espejo, sabemos el aspecto que tiene la modelo, el misterio se desvela en la misma imagen.
Pero llega el siglo XIX, el romanticismo plasma los sentimientos en el paisaje y la persona pasaba a segundo plano. No importaba tanto el personaje, si no lo que observa. Una técnica que también hemos visto en el cine en películas como 'El Club de la Lucha' o 'El Resplandor'.
No ocurre lo mismo con la foto subastada de la que hablamos. Importa, y mucho, el rostro que no vemos. De hecho, es una de las caras más buscadas del mundo, pero si la viésemos tampoco la reconoceríamos. Él es Banksy.