Durante la Segunda Guerra Mundial, las tropas alemanas construyeron búnkeres en las playas del norte de Francia donde vivían esperando la ofensiva de los aliados, y ahora uno de estos históricos espacios ha pasado a ser una casa de huéspedes donde cualquiera puede alojarse.
El propietario del búnker y encargado de la reforma, Serge Colliou, considera "bonito" poder pasar tiempo, dormir o cenar en un lugar con tanta historia, y seguro que muchos fanáticos de la historia agradezcan poder retroceder en el tiempo entre sus paredes.
La estancia está totalmente equipada, con un amplio salón, comedor y barra de bar incluída, y en su interior caben hasta ocho personas. El precio por noche 320 euros, pero si algún huésped prefiere ir en pandilla se puede abrir un segundo piso para recibir hasta 25 invitados con un coste de 1.500 euros.
Para encontrar un tesoro como este, Colliou pasó 18 meses escarbando hasta encontrarlo, porque estaba enterrado bajo la arena de la playa. Después, reformó y renovó la estructura de 400 metros para que pudiese ser habitada.
La costa norte de Francia está llena de fortificaciones,miles, dejadas por el ejercito alemán, es el llamado 'Muro Atlántico', algunos están semienterrados en las playas y forman parte del paisaje.
Ahora este tiene una segunda vida, con algún guiño que nos hace recordar la razón por la que fue construido, desenterrado sin olvidar la historia y recibiendo visitas.
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