Una obra compuesta por 30.000 partes individuales hechas a mano, con un peso que supera los 60 kilos y cuyos torreones sustentan unas agujas hechas con oro de 24 quilates. Así era la construcción del artista español Miguel Arribas, que se ha hecho pedazos a manos de dos niños. Como explica el Museo de Vidrio de Shanghái en un comunicado, este castillo de cristal soplado, el más grande del mundo hasta el momento, no tiene todavía una fecha de reconstrucción.

Los hechos se produjeron el pasado mes de mayo, cuando “dos pequeños visitantes”, como los describe el museo, se saltaron la barrera de exhibición y, accidentalmente, golpearon el vidrio que protegía la obra, haciendo que una parte se derrumbara y se rompiera.

La pieza era una recreación del Castillo de la Cenicienta de Disney World Resort, presentada en el año 2016 para conmemorar el quinto aniversario del castillo. Miguel Arribas dedicó 500 horas a la elaboración de esta obra artística, según el museo. Se estima que su precio gira en torno a los 65.000 dólares, suma que la familia ya se ha ofrecido a pagar.

Ante los visibles daños de la obra, el museo contactó con su autor para ver si lo podía arreglar, pero el coronavirus también se ha interpuesto en la reparación. Las restricciones de viaje a China impuestas por la pandemia han hecho que Arribas no pueda viajar para enmendar el desastre.

La historia se repite

Por desgracia para el museo, no es la primera vez que una de sus obras sufre daños a causa de sus “pequeños visitantes”. Hace cuatro años, la pieza 'Angel is waiting' también se partió en pedazos a manos de dos niños. Los acompañantes de los pequeños, lejos de evitar la trastada que estaban a punto de cometer, inmortalizaron el momento en sus teléfonos móviles. El desastre fue recogido por un vídeo de CCTV, y muestra cómo ambos niños balancean la obra de arte hasta provocar su impacto. Es incluso posible ver cómo se desprende una de las piezas de la escultura.

‘Angel is waiting’ es una obra creada por la artista Shelly Xue. Xue necesitó 27 meses para construir esta pieza que, además, iba dedicada a su hija recién nacida, según la revista Arte Magazine (vía Hyperallergic).

No obstante, los daños quedaron en anécdota, y le dieron pie al museo para crear un concepto nuevo: “Broken” (roto). De este modo, la obra se ha quedado incompleta, puesto que la artista no ha querido reponer el trozo que falta. Pero deja un recuerdo curioso en un museo cuya relación con los niños empieza a volverse complicada.