La sala Apolo de Barcelona, en colaboración con el Hospital Germans y Trias, quieren demostrar que los conciertos y eventos pueden ser seguros. Para ello van a realizar un experimento: un concierto con más de 1.000 personas de público.
Van a contar con 1.000 participantes, que asistirán a un concierto. Solo se podrán quitar la mascarilla para consumir las bebidas en un espacio muy determinado. La clave del experimento, serán sometidos a pruebas antes y después del evento, tal y como explican vía comunicado desde la organización: "Durante todo el día del concierto se harán test rápidos de antígenos a todos los participantes (...) Posteriormente, antes de la apertura de puertas, se realizará una prueba PCR a la mitad de los participantes".
A los ocho días, volverán a repetir ambas pruebas por si alguien se hubiera contagiaddo. Algunos expertos consideran que, ética y científicamente, es un experimento arriesgado. "Si sale mal lo que va a provocar es un brote. Y quién dice si, durante esos ocho días, no hay un contagiado que va infectando por ahí", explica Juan José Badiola, director del Centro de Enfermedades Emergentes de Zaragoza.
Por su parte, otros expertos lo consideran interesante, siempre que se respeten ciertas medidas de seguridad. "La clave está en que los test rápidos de antígenos funcionen y detecten el virus", apunta Estanislao Nistal, virólogo de la Universidad CEU San Pablo.
No es la primera vez que se hace algo así. Una universidad alemana hizo un experimento parecido con miles de personas en una sala de conciertos. Los resultados, de momento, están por publicar.