Año 1992. Este vídeo se remonta casi tres décadas en el tiempo para comparar los encierros de entonces con los de ahora. Hace 27 años la manada se rompía en seguida y los toros cogían la delantera en segundos provocando todo tipo de situaciones de peligro.
Hoy en día los cabestros van siempre en cabeza. Arropan a los toros encerrándolos durante todo el recorrido y haciendo el encierro mucho más veloz. Es el resultado de meses de entrenamiento para los cabestros que acompañan a los astados en cada carrera en honor al patrón de Pamplona.
Actualmente son esos bueyes los que entran primero en la plaza. Hace años los primeros en hacerlo eran los toros de la ganadería asignada a cada encierro. Son carreras más rápidas, más controladas y, a priori, más seguras; aunque el debate está abierto: ¿se ha perdido emoción y peligrosidad con estos cambios?
Hay razones que explican esta especie de encierros 3.0. Los cabestros llegan entrenados a los encierros después de que los ganaderos les hagan correr en el campo. A ellos también les interesa una carrera limpia para evitar que sus animales queden inservibles para la lidia.
A eso se suma también el facto antideslizante: los astados ya no resbalan y toman las curvas del recorrido sin apenas inmutarse.
El resultado queda a la vista de todos: encierro más rápidos y con menos heridos, aunque muchos contusionados. San Fermín ha pasado de contemplar carreras con una duración media de cinco minutos a encierros de poco más de dos minutos.
Vanessa Schneider recuerda a su prima Maria
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