El sueño de Carmen era el de comprarse un castillo y poder levantarse cada mañana en un edificio del siglo XIII. Y lo consiguió a medias. El problema no fue la compra, algo que logró en el año 2017 al comprarse el Castillo de Belvís de Monroy, sino la restauración del edificio que aun no se ha podido llevar a cabo.
En los últimos años ha realizado varias propuestas de reforma a la Junta de Extremadura, y todas se las han rechazado. El problema es que casi cuatro años después, el palacio sigue igual o peor, porque como explica a laSexta Lourdes Ruíz, dinamizadora turística, el edificio está cada vez más deteriorado y en cualquier momento se podría derrumbar.
La Junta, sin embargo, asegura que no existen ayudas para titulares privados de bienes patrimoniales, y al ser una fortaleza considerada Bien de Interés Cultural su propietaria está obligada a mantenerla.
Y mientras nadie se hace cargo, el monumento ha entrado en la Lista Roja del Patrimonio en Peligro. Por eso, los vecinos del pueblo piden que alguien intervenga para que se restaure atendiéndose a la Ley de Patrimonio, con un buen proyecto que conserve los materiales, porque consideran que debería ser protegida la gran historia que esconden sus paredes.
Eran conocidos como los 'caras rotas'
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Los conocidos como 'caras rotas' eran despreciados por la sociedad, como se narra en El reconstructor de caras. Solo algunos, gracias al cirujano Harold Gillies, vivieron una segunda oportunidad.