Aunque esto sea Cans, tengan la alfombra roja, y se celebre un festival de cine, aquí no se habla francés. Se trata de una pequeña aldea gallega en O Porriño, Pontevedra; durante este fin de semana acoge uno de los festivales audiovisuales más peculiares del país.
"Los vecinos son claves aquí, porque en este festival el 80% de sus contenidos se desarrollan en una propiedad privada. Si estos deciden cerrarnos sus casas, pues no habría festival", dice Alfonso Pato, el organizador. Y es que, en este pueblo, el garaje de un vecino se convierte en una sala de cine, y donde antes había gallinas, ahora hay una alfombra roja.
Las propiedades privadas se abren para acoger coloquios sobre cine y las mejores proyecciones; los espectadores se mezclan con los vecinos de la aldea de Cans, y ellos están encantados. "Antes Cans no estaba siquiera en el mapa, y ahora que está el festival, sí", dice uno de ellos. Otro de los habitantes dice: "Me da alegría y fortaleza".
La mejor forma de moverse en la aldea para ver las películas que se proyectan en los diferentes lugares es subirse en un 'chimpinbús', un pequeño tractor que en Galicia se utiliza mucho para los trabajos del campo pero que hoy, en Cans, es un auténtico 'autobús de cine'.
Hasta las celebridades del celuloide español como el director Rodrigo Sorogoyen o la actriz Leonor Watling se rinden al 'agroglamour'. "Que se haga un festival de cine en un pueblo y que todos los vecinos participen con una alegría inmensa es único; por lo menos yo no conozco ningún sitio así", dice el director.
La iglesia del pueblo, que acoge su propio Paseo de la Fama, ya tiene desde esta edición dos estrellas más en su firmamento.