Han vencido al miedo. Gracias a las seis mujeres que han denunciado a Harvey Weinstein en Nueva York se ha destapado una organización delictiva que existía para encubrir sus actos. Algo que han bautizado como la 'empresa sexual Weinstein'.

Según una investigación hecha por 'The New York Times', Weinstein llegó a contratar a un "ejército de espías" para encubrir sus actos y vigilar si alguien podría irse de la lengua.

Ashley Judd, Rosanna Arquette o Gwyneth Paltrow fueron algunas de las víctimas de Harvey Weinstein

En su red cayeron muchos. Por ejemplo, agentes de todo Hollywood que querían que sus actores participasen en películas susceptibles de ganar un Oscar.

Weinstein les pedía a cambio a actrices jóvenes para verse con ellas. Los agentes les decían que "era mejor callarse cuando les recibía en albornoz y pedía masajes y demás". Al estar empezando en el mundillo, esas actrices eran más fáciles de amedrentar.

Parte de la prensa estadounidense también ayudó a ocultar a Weinstein. Compraba a periodistas que conocían sus abusos dándoles la oportunidad de entrevistar a las estrellas de sus películas, contratándoles como guionistas o prometiéndoles convertir sus libros en películas.

Uma Thurman en el pasado Festival de Cannes

Sus conexiones políticas le hicieron alguien a quien temer. Tuvo una gran amistad con los Clinton que usaba para inspirar respeto y miedo.

Su cercanía acrecentaba la imagen de un hombre con el que era mejor no cruzarse. Ahora toda esas barreras han caído. Harvey Weinstein ya no tiene dónde esconderse.