Apenas roza el balón en el aire, Bernabé se prepara para el saque. La pista de voleibol es el cementerio de Navotas, una de las zonas más deprimidas de Manila.
Al lado, unos niños escalan las tumbas empapadas del camposanto, indiferentes al respeto y al descanso de los muertos.
"Rompe a llover, rompe el monzón y ves a la gente riendo, gritando, los niños mojados...", explica Santi Palacios, fotoperiodista.
Las imágenes las encontraron dos reporteros españoles el verano pasado y todavía la reviven en su mente. Esta y otras historias las cuentan desde hace tres años un grupo de periodistas y fotoperiodistas en la revista 5W; un espacio de historias para mirar y pensar para esos reportajes que quedan fuera de la agenda mediática.
Periodismo de largo aliento, lo llaman. Crónicas de larga distancia que encuentran eco vía web y redes sociales y que también plasman sobre el papel.
La orquesta toca en la azotea del La Crèche, un antiguo burdel de Kinshasa disfrazado de hotel, donde los fines de semana distienden la ropa para bailar rumba congoleña.
"Cuando le pregunté por la rumba, noté que se emocionaba y dijo: 'La rumba soy yo'; la rumba es el amor, la felicidad, la rumba lo es todo para mí", afirma Trinidad Deiros, periodista. La rumba es para los congoleños, dicen, su forma de hacer frente a las adversidades.
"Cuando al público español le cuentas que en Gaza hay una piscina donde los niños se bañan con buques de guerra de fondo o que en Congo hay un género musical que les llega al corazón, que es la rumba congoleña; la gente no lo sabe y conocer este tipo de cosas humaniza a estas personas", añade Deiros.
Periodismo que humaniza y esta vez divierte para entender la otra cara del mundo.