Cada año, con la llegada de las inundaciones y la crecida del Nilo, se celebraba en el Antiguo Egipto la fiesta de Opet, una espectacular ceremonia llena de misterio en la ciudad de Tebas, antigua capital del país. En esta procesión se transportaban, en barcas de madera, las estatuas de sus dioses más sagrados a través de un recorrido conocido como la 'Avenida de las Esfinges'.
En total, 2.700 metros vigilados por más de 1.000 esfinges que conectan el complejo religioso de Karnak y el templo de Luxor. Una avenida por la que, en la noche de este jueves, ha vuelto a pasear la historia. El paso de los siglos y el desarrollo urbanístico fueron enterrando este paseo de los dioses, hasta ahora. Porque en Luxor, la antigua Tebas, se ha recreado la fiesta de Opet.
Con ella han querido celebrar el final de la restauración de la Avenida de las Esfinges. Tras varias décadas, Egipto ha completado los trabajos de reconstrucción de una avenida redescubierta en los años 40 por arqueólogos. Fuegos artificiales, danzas ancestrales y sonidos casi procedentes del pasado han rescatado una celebración que ahora le pide a los dioses la llegada de los turistas. Y es que en la fiesta de Opet salían en procesión estatuas de los dioses Amón-Ra, su esposa Mut y el hijo de ambos, Jonsu.
Dicha ceremonia, que representaba la regeneración de Amón-Ra (la principal deidad del Antiguo Egipto) y, por tanto, del propio faraón, se realizó durante algunas épocas por el Nilo y en otras por la avenida, que corría en aquel momento en paralelo al río. Precisamente, esta avenida ha sido el mayor proyecto de este tipo en el que han estado trabajando arqueólogos y expertos desde 1949 con interrupciones, según el Ministerio de Antigüedades.
El camino estuvo mucho tiempo cubierto por casas, pero fue despejado y recuperado, al igual que algunas de las estatuas, aunque no todas han podido ser salvadas: un total de 120 esfinges, un 10% de las que tenía originalmente el recorrido, vuelven a estar en su lugar, aunque muchas de ellas están incompletas.