En sus fotos suenan los disparos y las explosiones. En sus imágenes se huele la sangre y se respiran el odio y el miedo. "Uno cuando empieza esto se cree que hay buenos y malos, se cree que su trabajo puede cambiar las cosas, que puede parar una guerra...", explica Manu Brabo, fotoperiodista ganador del Pulitzer en 2013.
Pero la guerra en Oriente Medio nunca para, por eso el fotoperiodista Manu Brabo ha recogido sus mejores imágenes desde 2011 en países como Egipto, Libia, Irak y Siria. 'Un día cualquiera' es su primera exposición individual.
"Creo que ya hemos tenido mucho tiempo para pensar en algo que empezó en 2011 y que la gente se vea un poco obligada a sentir", explica Brabo.
Él nos mete de lleno en una realidad cotidiana muy ajena a la nuestra. Una mirada que le valió el Pulitzer en 2013 con fotos como la de un padre y su hijo muerto en un hospital de Alepo.
"Piensas que igual alguien se conmueve y las cosas cambian, pero hace cinco años de esto y no sé cuántos padres habrán estado así en estos cinco años; seguramente muchos", añade Brabo.
Entre paredes que parecen sacadas de los mismos combates contra Daesh, este maño recuerda su secuestro durante 45 días en Libia, en 2011: "El secuestro, en un momento dado la mayor preocupación que me dejó era no ser capaz de volver a hacer el trabajo para que el que uno siente que vale; casi te lo tomas como un revulsivo".
Convivir con los que provocan el terror y con los que lo sufren le ha dejado una idea clara a este fotoperiodista: "Es un fenómeno totalizador, lo cambia todo; tus celebraciones, tu día a día, tu forma de pensar, de ver al vecino..."
Las imágenes de Manu Brabo no mienten. Son el retrato de un mundo, tan lejos y tan cerca, en el que o huyes o te toca disparar.