Pedro Salinas y por toda la Generación del 27 conforman un grupo cuyo germen que nació lejos del Madrid donde se reunían los intelectuales en los años 20. Esa Generación que cambió nuestro verso y prosa germinó en Sevilla hace justo 90 años.
Había que celebrar a Luis de Góngora igual que ahora es de justicia que los celebremos a ellos. Por aquel entonces se cumplían tres siglos de la muerte de Góngora. Alberti, Lorca, Jorge Guillén, Dámaso Alonso y Gerardo Diego pasaron un fin de semana en Sevilla de esos que quedan para la historia.
Entre recuerdos y anécdotas de amigos sentaron las bases de los nuevos valores artísticos, de la importancia de la poesía en una sociedad que quería dejar espacio a aquellos tiempos de modernidad y también querían dejarle espacio a ellas, a las poetisas.
Ellas también fueron muy importantes, pero silenciadas y casi olvidadas cuando llegó la dictadura de Franco. Sin Rosa Chacel, Concha Méndez Cuesta, Ernestina de Champourcín o Lucía Sánchez-Saornil, la Generación del 27 no sería la Generación del 27, y poetas actuales como Elena Medel no serían los mismos.
Vicente Aleixandre, Gerardo Diego, Manuel Altolaguirre, Luis Cernuda, Emilio Prados... todos cultivaban la palabra escrita. Pero ellos mismos decían que no era justo ponerle un cerco al arte. Por eso se rodearon de otros creadores como pintores, músicos, arquitectos o cineastas porque Alberti o Lorca no se sentían completos sin el talento de Buñuel. Un talento que 90 años después sigue inspirando a nuestros poetas.