Llevaban un año esperando el momento y se notaba en los nervios de los corredores. Mientras, el público estaba expectante desde los balcones, la barrera e incluso algunos subidos a las señales.
Unos corredores se encontraron entre el toro y la pared y solo pudieron salir por los aires. También un mozo fue zarandeado durante unos segundos en los que se temió lo peor. Sin embargo, el peligro también venía por el suelo.
El pavimento resbaladizo provocaba resbalones también en el ganado. Por eso, tras la caída solo se podía rezar para no recibir ningún pisotón. Algunos han evitado la cornada por milímetros. Y después están los que no quieren irse sin palpar un cuerno de un animal.
Por fortuna el encierro solo ha durado 2 minutos y 37 segundos y la Cruz Roja la ha calificado así: "Con pocas alteraciones". En total, cuatro heridos y solo uno de ellos por cornada aunque también ha habido magulladuras que no desalientan a los mozos ya que el domingo vendrán a por más.
Eran conocidos como los 'caras rotas'
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Los conocidos como 'caras rotas' eran despreciados por la sociedad, como se narra en El reconstructor de caras. Solo algunos, gracias al cirujano Harold Gillies, vivieron una segunda oportunidad.