Subía todos los días a la iglesia de La Mercadera, en el municipio de Rioseco de Soria. Allí están enterrados sus familiares. Pero la semana pasada la encontró desvalijada: se habían llevado el arco del pórtico y el dintel de la ventana de la sacristía.
La Guardia Civil realizó una inspección del sitio. Lourdes sospechaba que volverían para llevarse más piezas de la iglesia románica, por lo que sugirió a la Policía que pasasen esa noche vigilando el lugar pero no se hizo: "A mí me hubiera gustado poder prestar ese servicio de vigilancia pero mi familia no me dejó".
Al día siguiente Lourdes comprobó que tenía razón: los ladrones se habían llevado el pórtico completo, los dinteles y una cruz. Volvió a denunciar los hechos a la Guardia Civil. Los agentes barajan la hipótesis de un encargo: "Estas piezas normalmente antes de ser sustraídas ya están vendidas".
Se cree que calcularon mal el peso de las piezas, y eso obligó a cometer el expolio en dos noches. Desde el Ayuntamiento se desentienden. Según ellos, la ermita pertenece al obispado, así que no han hablado con la guardia civil desde el primer robo: "En estas épocas no tenemos personal municipal y no es propiedad nuestro" explica el alcalde.
"Creo que todos tenemos que asumir que somos culpables de muchas cosas: los que no dan los medios a la Guardia Civil, los que no se preocupan... pero para fiestas y alcohol si nos preocupamos" asegura Lourdes. Porque los ladrones aprovecharon que el pueblo más cercano estaba en fiestas.