En las calles y espacios llenos de historia y de belleza de Sigüenza, Guadalajara, se promociona música creada por mujeres. Quien haya paseado por este lugar durante estos días, se habrá encontrado con un eco extraño.
Voces que traen y llevan la música a una ciudad convertida en un improvisado escenario. Los cantantes Emilia y Pablo reconocen que este sitio "tiene magia" con todas sus "calles pequeñitas".
Aquí no hay estadios, sino una plaza, dicen, con mucha mística. "Estar cantando y mirando al cielo, mirando esas casas, esa Plaza Mayor, como que te lleva a otro lugar. De alguna manera, hay una sensación de teatro, porque estamos con las paredes de piedra", reconocen.
Estos artistas hablan de la primera edición del festival 'Mujeres, Patrimonio'. Una iniciativa que busca promover la música hecha por mujeres. "Anhelaban un poco este tipo de carteles en los que las mujeres son las protagonistas y no el 15%", confiesa la directora del festival Irene Estrella.
Las almenas del antiguo Palacio de los Obispos, son testigos de que la música, en otros lugares, también es posible. "Al final toda la música se queda en las grandes capitales. Tenemos obligatoriamente que salirnos de los circuitos habituales", reconoce la cantante Anna Colom.
De esta forma, buscan llevarlos a los pueblos, porque aquí, dicen, también merecen una programación cultural distinta. Así, utilizan sus voces como prueba de que tanto la música como la historia forman el tándem perfecto para reivindicar y disfrutar del patrimonio.
Eran conocidos como los 'caras rotas'
De héroes a monstruos, la desgracia de los soldados desfigurados en la Gran Guerra: "Las novias rompían el compromiso y los niños salían huyendo"
Los conocidos como 'caras rotas' eran despreciados por la sociedad, como se narra en El reconstructor de caras. Solo algunos, gracias al cirujano Harold Gillies, vivieron una segunda oportunidad.