Mallorca lleva ya muchos años ofreciendo sus encantos a turistas de todo el mundo y no son pocos los que acaban quedándose. Si no, que se lo digan a los casi 20.000 alemanes que residen permanentemente en la isla. El pionero fue el archiduque Luis Salvador de Austria, primo de la mismísima Sissí. Llegó a Mallorca en 1867, y estableció su residencia en la Posesión de La Estaca.
Enamorado como estaba de la isla, escribió 'Die Balearen', una obra de varios tomos con grabados incluidos. Fue gracias a estos libros que se empezó a hablar de Mallorca en el país germano. Ayudó tanto en la isla que fue nombrado hijo adoptivo por la diputación de Baleares y aún da nombre a una de las calles más importantes del ensanche de Palma.
En Mallorca no es raro encontrarnos con comercios con carteles en alemán y es que desde los años 70 las oleadas de turistas teutones fueron cada vez a más, llegando a recibir cuatro millones de alemanes al año.Tanto es así que este año la compañía Easy Jet promocionaba sus vuelos a la isla con la frase 'Lo mejor de Alemania: Mallorca'. Algo que no gustó demasiado entre los mallorquines. Pero es que, ¿quién no querría tener estos paisajes dentro de su geografía?
Eran conocidos como los 'caras rotas'
De héroes a monstruos, la desgracia de los soldados desfigurados en la Gran Guerra: "Las novias rompían el compromiso y los niños salían huyendo"
Los conocidos como 'caras rotas' eran despreciados por la sociedad, como se narra en El reconstructor de caras. Solo algunos, gracias al cirujano Harold Gillies, vivieron una segunda oportunidad.