Spike Lee se mostró en Cannes muy duro con EEUU, un país "construido sobre el genocidio de los pueblos indígenas y la esclavitud", y aseguró que "la llamada cuna estadounidense de la democracia es una mierda".
"Tenemos a un tipo en la Casa Blanca, no voy a decir su maldito nombre, que definió ese momento no solo para los estadounidenses, sino para el mundo, y que ese hijo de puta tuvo la oportunidad de decir que nos referimos al amor, no al odio", dijo en referencia a la muerte de la joven Heather Heyer.
El pasado agosto Heyer murió atropellada por un joven neonazi blanco en Charlottesville y otras 20 personas resultaron heridas. Este hecho cierra el filme de Lee, basado en la historia real del primer policía negro de Colorado Springs y que le sirve al realizador para apuntar a la complicada situación actual.
"Ese hijo de puta no denunció al hijo de puta Klan, a la derecha alternativa ni a esos nazis hijos de puta. Fue un momento decisivo, y podría haberle dicho al mundo, no solo a los Estados Unidos, que éramos mejores que eso", afirmó el director.