A las Bailarinas de Degas que hipnotizan al visitante o a los paisajes de Van Gogh, -dos de los cuadros enseña del Thyssen- les ha salido competencia: los que acaparan estos días la atención son tulipanes, lirios o rosas.
Cientos de plantas y flores en un viaje a medio camino entre el museo y el jardín botánico, entre la naturaleza y la historia del arte. Se hacen fotos, se toman notas, y la visita continúa en el museo.
"No habías reparado jamás en ellas, pero cuando te fijas, vas buscándolas y claro que salen, porque la lectura de una obra de arte es infinita", dice Elena Benarroch, directora de marketing del Museo Thyssen-Bornemisza.
Una actividad que podría ser una exposición llamada 'Primavera', que como cada año, comienza a mediados de marzo. Una forma, más menuciosa y precisa, que nos revela detalles que a simple vista pasarían desapercibidos.
"Cuando pregunto a las personas si les gusta 'El Descendimiento' de Van Der Weyden y me dicen que sí, les digo '¿Y las plantas te gustan también?'. Las respuestas que suelo tener habitualmente es que no hay plantas" cuenta Eduardo Barba, investigador botánico.
Eduardo ha estudiado cuadro por cuadro en el Museo del Prado las especies que crecen en más de 1000 obras. "Las plantas son un personaje más y quizás nos hemos desligado un poquito de esa cercanía, pero en la antigüedad, las plantas acompañaban de una manera mucho más notable".
Si van al museo, fíjense. La ruta por el botánico termina en unas semanas, pero esta exposición de la naturaleza se prolonga hasta el 21 de junio, cuando llega una nueva llamada 'Verano'.