Con casi 80 años de historia, la Sala Apolo ha acogido conciertos de miles de grupos. Con la llegada de la pandemia, esos conciertos llegaron a su fin... pero eso no ha significado que su actividad se haya parado.
Y es que ahora la sala de bailes más antigua de toda Europa ha pasado a ser la casa de grandes orquestas para crear y grabar bandas sonoras. Su perfecta acústica la convierte en una opción fantástica para este tipo de grupos.
Es "una reinvención muy potente", asegura el compositor y director de orquesta Marc Timón . Alberto Pérez, responsable del Estudi Apolo, lo resume a la perfección, calificando este 'nuevo' Apolo como "un Abbey Road gigante".
Ahora, arpas, flautas y un gran número de instrumentos ocupan esta sala interpretando conocidas bandas sonoras, lo que la convierte en una 'incubadora' que da empleo a decenas de músicos.
Eran conocidos como los 'caras rotas'
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Los conocidos como 'caras rotas' eran despreciados por la sociedad, como se narra en El reconstructor de caras. Solo algunos, gracias al cirujano Harold Gillies, vivieron una segunda oportunidad.