Fueron pioneras, las sufragistas británicas luchaban por los derechos de la mujer cuando las mujeres eran prácticamente invisibles.
"El hecho de que una mujer hablase en la esfera pública era en sí mismo transgresor. Y además se percibía como algo aberrante. De hecho la prensa las ridiculizaba y hacía caricaturas", explica Eva Palomo, especialista en Historia de las Mujeres.
Ante la hostilidad de la prensa, supieron aprovechar el auge del cine. "Unos 20 millones de personas iban al cine cada semana. Se convirtió en una gran manera de ser visibles. Así que las sufragistas invitaban a los camarógrafos a ocupar las mejores posiciones en sus grandes manifestaciones", comenta Bryony Dixor, especialista en cine mudo en Reino Unido.
El Gobierno británico respondió reprimiendo las protestas y metiéndolas en prisión. "En la cárcel ellas hacen huelgas de hambre y se las alimenta a la fuerza, que se considera una forma de tortura. Se las trata como presas comunes y no como presas políticas", explica Eva Palomo.
Pero ellas mantuvieron la presión hasta que estalló la Guerra Mundial, con los hombres en el frente las mujeres asumieron sus trabajos. Algunas de las organizaciones sufragistas quisieron dejar testimonio de su labor, por ejemplo, en los hospitales de campaña.
Para algunos analistas, la aprobación del sufragio femenino fue el pago por esa contribución al esfuerzo bélico. Pero con matices. "Las mujeres más pobres no van a tener el derecho al voto cuando son precisamente esas mujeres las que sostuvieron las fábricas de municiones, fueron enfermeras, voluntarias...", analiza Eva Palomo.
Ellas tuvieron que esperar diez años más, porque en 1918 solo consiguieron el derecho a voto las mujeres mayores de 30 que además fueran propietarias.