Al detenerse ante la alambrada traída del campo de concentración de Auschwitz, realidad y recuerdo se difuminan. Es uno de los más de 600 objetos de la exposición 'Auschwitz No hace mucho No muy lejos', aunque también se puede ver un barracón completo o incluso un vagón.
Detrás de estas piezas hay historias que contar. Las víctimas llegaban al campo de concentración con sus maletas que todavía se conservan, al igual que los cuencos. Los que sorteaban la muerte recibían uno, y sin él no podrían consumir la porción de comida que les correspondía.
Luis Ferreiro, director de la exposición, cuenta que "el 90% de los objetos es la primera vez que se exponen no solo en esta expsoición, sino que es la primera vez en la historia".
Tras la liberación del campo se encontraron más de 40.000 pares de zapatos de todas las tallas, incluso de las más pequeñas. Detrás de estos zapatos hay muchas historias, como la de "un niño que fue enviado a una sala donde se le indicó que se desnudase y se le pidió que guardarse su calcetín dentro de su zapato para que después de la ducha pudiera encontrarlo facilmente. Esto nos habla de ese proceso de engaño que los alemanes idearon".
A través de esta exposición, 14 ciudades de todo el mundo podrán revivir la magnitud del crímen y su legado, ya que para Robert Jan van Pelt, comisario de la exposición, "Auschwitz no es cosa del pasado porque la xenofobia, el odio, la crisis ecnómica, la desconfianza entre naciones o el nacionalismo todavía existen".
Sólo en Auschwitz, más de un 1,1 millones de personas fueron asesinadas. No hace mucho y no muy lejos.