La secuestraron y la torturaron, y estuvo a punto de ser asesinada. Es el infierno personal que tuvo que vivir la periodista mexicana Lydia Cacho por denunciar una red de prostitución infantil.
48 horas en las que temió por su vida y que hoy relata en el Teatro Español, en Madrid, con una adaptación teatral de sus memorias.
Lleva exiliada n España desde 2019, y a pesar de que sabe que nunca podrá volver a su país no se considera una víctima sino una superviviente. No tiene miedo y ha decidido contar lo que ocurrió hace hoy 16 años.
La periodista y activista mexicana destapó una red de pornografía infantil que implicaba a "políticos y empresarios muy poderosos que hacían pornografía infantil con niñas y niños", relata.
Siguió aunque sus amigos le rogaron que dejara estas investigaciones. "Me decían que no iba a cambiar nada, que no vale la pena arriesgar la vida, porque las mafias no van a desaparecer".
Pero el líder de esta banda, el empresario mexicano Jean Succar Kuri, reconoció estos delitos en cámaras ocultas, consciente de que lo que hacía estaba prohibido afirmaba que era su "vicio" y su "pendejada". Hoy tiene la pena más larga de la historia puesta por este delito: 112 años de prisión.
La periodista que sufrió las consecuencias de destapar este caso, cuenta que ahora se siente "entera y empoderada" de poder contar su historia porque los criminales son ellos. Ya puede contar la historia sin que le duela porque la suya es la de muchos periodistas en México y en el mundo.
Con todo, Cacho no se considera una víctima, sino una superviviente. Ahora advierte del grave problema que tiene España con la pornografía infantil, porque "los niños consumen porno sin saber que es delito. Quieren ver a gente de su edad, porque nadie les da educación sexual adecuada". Y mientras esto exista, dice, seguirá con sus investigaciones y denuncias.