Grandes bastones de caramelo, piruletas… ¡un jardín para comérselo! Es lo que prometía el cartel promocional de la experiencia inmersiva Willy Wonka que fue creado con Inteligencia artificial; pero lo que se encontraron los asistentes a este presunto espectáculo fue un auténtico despropósito. Bancos de madera mal dispuestos, cajas por el suelo, carteles hechos con lo que parecen sábanas, algunas tuberías de colores... En definitiva, una estampa, bastante cutre.
El evento tuvo lugar en Glasgow, Escocia. Y lo que se publicitó como una "experiencia inmersiva" terminó siendo "un trauma para los niños" según declaraciones textuales de los asistentes que denuncian fueron varios los menores que salieron de allí llorando. El motivo: un almacén con penosa decoración y un cuarto de vaso de limonada, en el mejor de los casos, para pasar el trago amargo que les produjo el publicitado como 'el paraíso de la fábrica de chocolate'.
Para acceder no era necesario el mítico billete dorado de las chocolatinas sino 40 euros. Y, claro, la indignación fue notable. El enfado fue tal que los padres y madres que acudieron terminaron llamando a la policía. La empresa organizadora, House of Illuminati, se disculpó asegurando que se debió a "un mal día".
"Desafortunadamente, en el último minuto nos decepcionaron muchos proveedores e hicimos todo lo posible para continuar y seguir adelante. Pero ahora nos damos cuenta de que probablemente deberíamos haber cancelado a primera hora de esta mañana", apuntaron en un comunicado. Además, se han comprometido a reembolsar la entrada al completo a los asistentes en 10 días.
El fiasco del show que prometía deleitarles con los dulces del chocolatero más icónico de la ficción ha sido carne de meme y se ha convertido en una denuncia viral en redes sociales.
Eran conocidos como los 'caras rotas'
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Los conocidos como 'caras rotas' eran despreciados por la sociedad, como se narra en El reconstructor de caras. Solo algunos, gracias al cirujano Harold Gillies, vivieron una segunda oportunidad.